Si nos sintonizamos con la sabiduría oriental,
podremos percibir aspectos reveladores de la naturaleza de la Luna. Podremos
verla como una princesa que, aun habiendo tenido la oportunidad de disfrutar
de las glorias de la nobleza, se degradó, entregándose a los hábitos
primitivos de sus súbditos y, como resultado, quedó atada a las consecuencias
traídas por las fuerzas con las cuales se involucró.
Así, la Ley le ordenó: "Chandra, tu faz
reflejará plenamente la luz sólo por un segundo, para luego precipitarte en
una oscuridad que también durará nada más que un breve momento. Oscilarás,
pues, entre la plenitud y el vacío, y permanecerás en esa alternancia debido a
la inconstancia que obstinadamente perpetuaste - tal será tu sino, hasta que
te sea quitada la última de las cargas".
En tiempos inmemoriales, en el conjunto que
corresponde a lo que hoy es este sistema solar, había un planeta que podría
haberse desarrollado por rutas ascendentes contando con una poderosa base
externa. Pero, la humanidad que evolucionaba en él se dejó seducir por la
fruición de los bienes materiales, y se distanció de los verdaderos valores.
La pérdida de los parámetros de una vida elevada llegó al punto de
imposibilitar allí la prosecución de la evolución. Ese planeta fue el origen
de lo que hoy son la Tierra y la Luna: la parcela inerte, compuesta por las
fuerzas de estancamiento, se concentró en la Luna, mientras que la parcela que
podría retomar vías superiores se concentró en la Tierra.
Desde ese período, a través de los ciclos,
legiones de consciencias al servicio en el cosmos han trabajado continuamente
la energía de la Luna, a fin de elevarla. Se aproxima el tiempo en que su
karma material estará equilibrado, y a partir de entonces ella ya no será un
astro físico denso.
Los vínculos creados en el pasado entre la
Tierra y la Luna, que aún persisten, están pasando por importantes cambios en
esta época de transición. Hacia el fin de esta etapa de transformaciones
básicas, la vida terrestre estará menos involucrada con los fuegos materiales
y conflictivos, y los aspectos negativos de la influencia lunar se habrán
reducido.
CHANDRA: Una de las denominaciones
dadas a la Luna, en sánscrito.
Fuente: UN NUEVO IMPULSO ASTROLÓGICO, de
Trigueirinho
En
muchos de los mensajes que se han
referido a la Luna, ha quedado bien demostrado el interés que la misma tiene
para todos. A pesar de esa atracción no solemos tener la fuerza de voluntad
de experimentar o de llevar un pequeño control o diario, anotando qué días o
qué fases influyen más en nosotros.
Desde la comprensión más esotérica de la astrología, se le dá mayor
importancia a la celebración de la Luna Llena, pero preparse desde un día
antes a recibir la Luna Nueva, es como sentirnos frescos y nuevos, ya que es
un período de "no mente" la paz de la Luna Nueva de la ·"no Luna".
Practicando
las fases ascendentes y descendentes de la Luna en forma regular, el efecto
más inmediato es el debilitarse la fuerza del deseo. Cuidado que no digo que
el deseo sea malo, simplemente se debilita la energía del deseo de cosas
materiales o no materiales que en realidad no necesitamos.
Cuando
somos conscientes de las fases lunares ascendentes, no hay en nuestra mente
incremento de actividad objetiva o concreta desde nuestro ser más interior;
si la puede haber en la formación o cumplimiento de proyectos con los que
estamos comprometidos. Es lo mismo que un conductor que cuando acelera el
vehículo, no tiene porqué acelerar al mismo tiempo su mente. Viviendo esos
días con atención tenemos un valioso silencio o concentración interior y una
fluida energía exterior.
Puede ser como una novela personal, observar como afectan las fases de la
Luna a nuestra Luna de nacimiento.
La Luna cambia de signo como sabemos cada dos días y medio, conjunta una vez
al mes con nuestro Ascendente y forma una conjunción, dos cuadraturas y una
oposición con el Sol y todo ello afecta con fuerza algo descontrolada, cuando
no se ha despertado al interés por las cosas interiores, pero ofrece una
posibilidad intensa de acercamiento a la Luz y a la comprensión para quienes
buscan más y más comprensión.
Las fases que se consideran mejores para la espiritualidad son :
2ª, 3ª, 5ª, 10ª, 11ª y 13ª Fase o día y para materializar es mejor en el
4ª, 6ª, 12ª y 14ª día o Fase. La novena fase se considera neutral.El octavo
día ascendente y descendente, a la Luna Nueva y a la Luna Llena se considera
como los cuatro puntos cardinales del mes lunar.
Ese octavo día tanto ascendente como descendente tiene una gran importancia
si lo vivimos con consciencia.
Gracias a la
colaboracion de Joana.
Astrología Lunar
Desde los tiempos más remotos el hombre observó el cielo, buscando respuestas
a su existencia. Respuestas, que en muchos casos, le eran útiles para su
actividad cotidiana. Con el correr del tiempo y debido a la observación y
puesta en práctica de experiencias, aprendió sobre la influencia en la Tierra
de su satélite, la Luna.
Así descubrió, por ejemplo, qué tenía que hacer para obtener buenas cosechas.
Debía sembrar en Cuarto Creciente, si de lo sembrado iba a utilizar la parte
superior de la planta (verduras de hoja, trigo, etc.); pero si lo que usaría,
crecía debajo de la tierra, la fase ideal era el Cuarto menguante (remolacha,
batatas, etc.).
De la misma manera se dio cuenta y esto fue trasmitiéndose de generación en
generación, hasta nuestros tiempos, que la luna y sus fases estaban asociadas
con los humores y reacciones de la gente.
Así, hoy sabemos que la fase de Luna Llena altera el ánimo, ocasionando
controversias y desentendimientos… ¿por qué? Porque en dicha fase la Luna se
encuentra opuesta totalmente al Sol, al Astro Rey que la ilumina ya que
nuestro satélite no tiene luz propia.
Ese enfrentamiento entre luminares, arquetipos femenino y masculino por
excelencia, no promueve precisamente armonía, porque al verse cara a cara y
tomar la Luna conciencia de realidad respecto a su pareja estelar, al ver que
su luz depende del Sol y no de ella misma, se generan decepciones y
controversias. Claro que los humanos tenemos, luego de ellas, la posibilidad
de llagar a acuerdos, con total respeto hacia la individualidad del otro.
La Luna, principio netamente femenino dentro de casa ser, independientemente
del sexo físico, muestra la mente inconciente, como también las necesidades
instintivas y las reacciones emocionales que cada ser tendrá ante
determinadas circunstancias.
Además, y debido a la observación de muchas generaciones anteriores, sabemos
y comprobamos que la Luna está asociada con las meras y ese flujo y reflujo
que se ve en la naturaleza, está también en el interior de cada ser, por eso
la Luna en nosotros está asociada con la ciclotimia.
La Luna tarda en trasladarse alrededor de la Tierra entre 27 y 28 días. Así
se descubrió que estaba relacionada con el ciclo menstrual femenino. Las
nueve lunas que tiene q vivir la embarazada para conocer a su hijo lo
confirman.
Como vemos, nuestro satélite natural incide en nuestra vida y en nuestros
estados de ánimo en forma notoria.
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